CELSO Y LOS MENDIGOS ( cuento )

20.05.2015 22:10

 CELSO Y LOS MENDIGOS   (CUENTO)

“…el joven que se encontraba frente a sus ojos estaba a punto de saltar del puente a un vacío---“

Hacia un buen rato que Pedro veía la escena, pero aún no se atrevía a interrumpir, el joven que se encontraba frente a sus ojos estaba a punto de saltar del puente a un vacío, lo suficientemente profundo como para acabar con su vida; algunas personas pasaban con indiferencia a esa hora de la madrugada, tal vez porque ellos consideraban que tenía problemas más urgentes que resolver o por que la solidaridad era un valor en obsolescencia y las personas se volvían cada vez más individualistas.

Pedro vio que el joven estaba en un conflicto, de hacerlo o no hacerlo, y cuando vio que finalmente que decidió por lo peor, cuando el muchacho con un sudor helado en su frente tomaba el impulso final, pedro corrió y le dijo: … un momento, un momento, alto, para por favor…, …antes de que saltes contéstame una pregunta… , el muchacho confundido y fuera de si le dijo: -  déjeme morir – mi vida no tiene sentido, ella me engaño con mi propio amigo, si puede llamarse amigo, quiero morir, y una vez más se dio un impulso para caer en el vacío, pero esta vez Pedro lo contuvo. Y mientras el joven lloraba temblando, Pedro le dijo – Mira, en el mundo vivimos seis mil millones de personas. ¿y no porque una chica se haya portado mal contigo la otras también actuaran así, además si actuó así es que nunca te mereció. ¿Tu  crees que si saltas morirás?, porque hay una posibilidad de  que te quedes solo lisiado, ¿Tu crees que ella sufrirá o se arrepentirá siquiera un poquito por su actitud, cuando se entere de lo sucedido a través de los periódicos? no, pero tus papas, tus hermanos especialmente tu mamá sufrirá toda su vida – entonces dime  ¿vale la pena que hagas esto?  Además puedes caminar, oír, mirar, disfrutar de los colores de la vida, no te falta nada... Y cuando Celso volvió en si le dijo a Pedro- ¿Cómo es que tú sabes tanto?, pero si tú eres…, … mendigo es lo que quieres decirme -  le interrumpió Pedro – bueno no quise decir eso… . Cuando al día siguiente a las cinco de la madrugada Celso iba a saltar nuevamente, Pedro salió de su casita de cartón, cerca de la línea férrea, él tenía la barba y el cabello crecidos, se vestía con harapos su aspecto era bastante descuidado. Pedro lo invito a su casita y allí le serbio una taza de agua caliente que saco de un termo viejo y mientras tomaban un mate, el mendigo le dijo a Celso – hay algo que debes hacer mañana, debes ir a la plaza de Armas, en una de sus esquinas encontraras a un señor tocando un instrumento, el no ve absolutamente nada y debes preguntarle. Que es lo que haría si tan solo le dieran la posibilidad de ver un día  y así has las mismas preguntas al señor que está en la otra esquina y no puede escuchar, al de la otra calle  que no puede caminar y finalmente al señor que camina semidesnudo y que ha perdido por completo la razón, después de hacer estas preguntas vuelves y me cuentas que te dijeron.

Así pasaron los días y Celso bastante deprimido todavía fue a la plaza de Armas y se acercó al ciego, tal como le dijo Pedro, y después de darle dos monedas de un sol le pregunto al señor. Discúlpame señor, no quiero fastidiarle ni ofenderlo, pero solo le hare una pregunta. ¿Si tuviera la posibilidad de volver a ver por un día,  qué haría?; el señor se puso a pensar en esa posibilidad por un momento y luego replico – ¿Para qué me pregunta eso? – Celso al ver su reacción se paró, pero casi de inmediato lo escucho – Desearía ver a mi madre, a mi padre y a mi hijo que debe ser grande, a mi mujer no porque después de que perdí la vista, casi de inmediato se fue con otro hombre; Desearía contemplar el cielo, la naturaleza y sobre todo el rostro de un señor que todos los días viene a hablarme y siempre me regala el pan más rico que jamás he probado. Muchas gracias señor, hasta pronto. Celso se fue raudo y después de caminar algunas cuadras encontró al sordo a a quien le hizo una seña y luego de entregarle una monedita escribió en un papel que decía – Discúlpame no quiero interrumpir ni ofenderlo pero ¿Dígame que es lo que haría si volviera a escuchar aunque sea solo por un día?  El sordo le contesto. Joven, hace treinta  años  que no escucho nada; escucharía música, el ruido de la calle, de la gente pero sobre todo me gustarían escuchar las palabras de un señor que me habla y me deja pancitos  todos los días. Celso le aumento una moneda más  y se la puso a su mano luego agradeciéndole en forma escrita se despidió rápido y se fue a buscar al señor que perdió ambas piernas y cuando lo encontró le dio dos monedas y le dijo – Señor no quiero ofenderlo ni amargar su hermosa vida pero por favor respóndame a una pregunta- ¿Qué quiere que le diga? – Respondió algo incómodo - ¿Señor que es lo que haría si volviera a caminar aunque sea solo por un día? Por un momento se que do en silencio y su rostro triste se puso contento y con un brillo en sus ojos respondido – correría como nunca por las calles de la ciudad y visitaría a mis paisanos, saltaría, jugaría con mis hijos que tanto lo desean, me iría al campo por mis animales, el fin de semana viajaría a mi pueblo a ver a mis papas y les invitaría los panes más ricos  que un señor me regala todos los días. Celso le complemento  diciendo - ¿Los que un señor siempre te regala?  ¿Y cómo es ese señor? Y Con los ojos lacrimosos, Celso espero la respuesta – Tiene el cabello y barba crecida… , sin más que decir nada se paró y fue presuroso a preguntar a la última persona, al señor que perdió la razón, camino por varis cuadras y no había rastro de él. Presuroso pregunto a cuanta gente pudo y finalmente los ubicó, frente a sus ojos un grupo de chicos se burlaban del joven semidesnudo a quienes Celso los recriminó – diciendo -  aléjense de él , fuera de aquí, se aproximó mucho más a él y le dijo- No quiero ofenderle, tan solo quiero hacerte una pregunta…, Si volvieras a ser como antes aunque sea solo por un día ¿Qué es lo  que harías? El joven se agarro la cabeza y los cabello, le dio una mirada desafiante a Celso, parecía que lo agrediría pero luego de unos instantes, con lágrimas en los ojos - le respondió – les pediría calma a mis parientes, que se relajen, que mantengan la calma, mantengan la calma, mantengan la calma, agarrándose la cabeza continuaba pronunciando la misma palabra- seguía hablando – y también buscaría y agradecería a un señor que siempre me regala los panes más ricos y sus palabras me dan paz en el alma y jalándose los cabellos se fue.

Ya era tarde y Celso corrió como nunca había hecho, disfrutó de lo que había en su entorno, de los colores de la naturaleza, de las vistas de la tarde que se iba, disfruto de la música que se oía, del ruido de los carros, de las voces de las personas hablaban y corrió tanto que no le importo que la gente lo mirara raro. Milagrosamente todas sus preocupaciones se esfumaron como un vapor de agua a cero grados de temperatura; tenía todo para ser feliz sobre todo había recobrado la razón. Dios me dio una segunda oportunidad- se dijo así mismo - corrió a buscar a Pedro al lugar cerca del puente y  la riel donde vivía pero no encontró ni rastros de su casita de cartón. Pregunto a todo el mundo pero nadie los ha visto.   Por libio Benites H.

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